Medios de comunicación y material sensible.

Vivimos en la era de la sobreinformación y por esta razón, es esencial saber cómo gestionar el material sensible que invade los medios de comunicación nacionales e internacionales día tras día. En búsqueda de evidencia, basta realizar el sencillo gesto de reflexionar sobre las noticias emitidas en los informativos del fin de semana. Algunas de las imágenes más comentadas fueron el ataque mortal contra un convoy humanitario en Zaporiyia (Ucrania), la devastación en Cuba y la costa oeste de Florida (EEUU) tras el paso del huracán «Ian» o los mortíferos disturbios acontecidos en un estadio de fútbol en Java (Indonesia). A modo de introducción, repasaremos la definición del concepto de miedo (entendido como una emoción primaria) y los miedos evolutivos más comunes en las distintas fases del desarrollo (Echeburúa, 1993; Valiente, Sandín y Chorot, 2010).

El miedo constituye un primitivo sistema de alarma que ayuda al niñ@ a evitar situaciones potencialmente peligrosas. Es una emoción que se experimenta en el ciclo vital, aunque las situaciones temidas varían con la edad (Méndez et al., 2003). Por lo tanto, cumple una función adaptativa y su carácter es transitorio.

Primer año de vida (de 0 a 12 meses): La pérdida de apoyo; Los sonidos fuertes; Las alturas; Las personas u objetos extraños (incluyendo los movimientos súbitos de estos últimos); La separación de las figuras de apego.

Inicio de la niñez (de 1 a 2,5 años): La separación de las figuras de apego o la ausencia de los padres; Las personas extrañas; Las tormentas; El mar; Los animales pequeños (con especial atención a los insectos).

Etapa preescolar (de 2,5 a 6 años): La oscuridad; Los animales en general; Quedarse sol@; Los seres imaginarios (fantasmas, brujas o monstruos); A que pueda sucederle algo malo a sus seres queridos.

Niñez media (de 6 a 11 años): La sangre, las heridas, el daño físico y los accidentes; La salud (específicamente al contagio); La muerte; Las catástrofes naturales; El colegio (véase rendimiento o miedo al ridículo).

Preadolescencia (de 11 a 13 años): El contexto escolar; Las relaciones sociales; El autoconcepto, la autoestima y/o la imagen personal; Los temas relacionados con la política y la economía (véase conflictos armados o pobreza).

Adolescencia (de 13 a 18 meses): La identidad; El rendimiento académico; Las relaciones interpersonales (miedo al rechazo); La sexualidad; Los temas relacionados con la política y la economía (produciéndose un análisis más exhaustivo).

Partiendo de esta base, nuestra misión como padres se focalizará en acompañarles en cada una de dichas etapas, validando todas sus emociones, transmitiendo seguridad, limitando la sobreprotección, dialogando con empatía, naturalidad y veracidad sobre sus miedos, contribuyendo proactivamente en el entrenamiento de sus estrategias emocionales, cognitivas y conductuales de afrontamiento y fortaleciendo su autonomía gracias al reforzamiento positivo de sus progresos. Es muy importante enfatizar que cada menor manejará sus propios tiempos a la hora de ir superando sus miedos y de ahí la relevancia de no someterles a una presión adicional por nuestra parte. Tan solo estaría justificada una intervención profesional si consideras que la frecuencia o la intensidad de su miedo es muy elevada, si la situación en cuestión se evita o se resiste con una ansiedad intensa y/o si existe la sospecha de que podría estar afectándole en áreas importantes de su funcionamiento diario. Ahora bien y regresando al título de la publicación, llega el momento de dar respuesta a la siguiente cuestión:

¿Cómo hablar con tu hij@ sobre desastres, emergencias, catástrofes, guerras y otros sucesos violentos? ¿Podemos gestionar la avalancha informativa y reducir el posible daño psicológico?

  • La educación en el respeto, la paz y la igualdad debe estar presente desde el nacimiento.
  • Demuéstrale que estás a su lado. Ofrécele tu afecto, apoyo y consuelo aunque no lo pida.
  • Comparte tu tiempo. El mero hecho de estar disponible ya genera una sensación de alivio y seguridad.
  • Escúchale siempre. No des por sentado que sabes lo que está pensando en todo momento.
  • No le presiones para hablar. Deja que tu hij@ decida cuándo quiere compartir sus preocupaciones.
  • Dibujar, leer un poema o contar historias pueden ayudarle a expresarse y entablar una conversación.
  • Asegúrate de que reconoces sus emociones. No trates de bloquear o reducir su expresión emocional.
  • Demuéstrale que sentir miedo, ira o tristeza son reacciones completamente adaptativas frente a las crisis.
  • Usa la autorrevelación de tus propios sentimientos y comparte estrategias útiles para poder sobrellevarlos.
  • Sé flexible. Ten en cuenta que no todas las personas respondemos igual aunque sintamos lo mismo.
  • No te preocupes por decir las palabras perfectas. No existe una fórmula magistral que lo arregle todo.
  • Recuerda que minimizar el peligro o maquillar la verdad no le proporcionará tranquilidad a tu hij@.
  • Sé realista, pero sin caer en la dramatización. Trata de transmitir serenidad en tu discurso y lenguaje corporal.
  • Ten presente que el concepto de irreversibilidad y universalidad de la muerte no se logra hasta los 8-9 años.
  • No normalices la violencia en tu vida diaria. Revisa el material audiovisual y narrativo que consumes o compartes.
  • Practica la sinceridad. Tu hij@ tiene derecho a recibir información veraz sobre lo que está sucediendo en el mundo.
  • Enfatiza la importancia de recurrir a fuentes de información fiables y adviértele sobre los peligros emergentes.
  • Revisa si tu hij@ tiene acceso a plataformas digitales con contenidos altamente dañinos o manipulables.
  • Ofrece las explicaciones con paciencia, sobre todo cuando corrijas sus malentendidos o la información errónea.
  • Responsabilízate al tratar los datos. Emplea un lenguaje apropiado para su edad y lo más preciso posible.
  • Anticípate. Graba las noticias y selecciona el contenido que esté adaptado al nivel de desarrollo de tu hij@.
  • Es preferible evitar la información gráfica innecesaria y los sonidos ante circunstancias especialmente trágicas.
  • Cuida la exposición excesiva a noticias impactantes, podrían generar un trauma o insensibilizarle ante el sufrimiento.
  • Limita la cobertura mediática repetitiva y continua, ya que genera un sentimiento de desesperanza e indefensión.
  • Ten precaución a la hora de mantener conversaciones con otros adultos. Valora si tu hij@ puede estar escuchando.
  • Ayúdale a procesar la noticia, permite que exprese libremente sus dudas y clarifica los conceptos más abstractos.
  • Sé muy paciente. Es probable que tengas que repetir tu explicación varias veces porque sea difícil de comprender.
  • En los más pequeñ@s, no entres en un exceso de detalles. Esto puede generar el efecto contrario: mayor ansiedad.
  • Recuerda que los pequeñ@s suelen personalizar las situaciones y se preocuparán por la seguridad de sus familiares.
  • Sé sincer@ cuando no tengas respuestas. Es una gran oportunidad para explorar la solución de forma conjunta.
  • Mantén la calma cuando abordes aspectos delicados, evita utilizar un habla acelerada o un tono de voz elevado.
  • Fomenta el tener una opinión propia. Contribuye a la construcción de su sentido crítico y su desarrollo moral.
  • Es natural pensar en la búsqueda de culpables, no obstante, debemos inculcar el valor de la aceptación incondicional.
  • Comparte testimonios de personas ejemplares. Dialoga sobre la bondad, la solidaridad o la valentía en las crisis.
  • Hazle partícipe en la planificación e implementación de iniciativas de ayuda, el cambio nace de gestos pequeños.
  • Ofrécele esperanza. Explícale que los adultos están esforzándose para solucionar el problema de una forma eficaz.
  • No caigas en el error de realizar promesas. Por cuestión de probabilidad, no puedes garantizar que estas se cumplan.
  • Cuida tu salud física y mental. Los hij@s tienden a imitar los comportamientos de sus cuidadores principales.
  • Si tu hij@ sufrió una pérdida u otro estresor grave en el pasado, podría necesitar mayor supervisión y recursos.
  • No te paralices. Solicita ayuda experta si consideras que necesitas un asesoramiento o un apoyo más específico.

Guías informativas para hablar sobre la guerra en Ucrania:

  • Menores viviendo una guerra. Guía para crear un paraguas de protección psicológica (2022). Creada por psicólog@s de la Universidad Complutense de Madrid en colaboración con el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid.
  • Talking to children and teens about the war in Ukraine: Guidance for parents/caregivers and other caring adults. The National Center for School Crisis and Bereavement (NCSCB) at Children’s Hospital Los Angeles.

Servicio de Psicología de la Asociación «Te Ayudo» (Nº Colegiada: CM02718).

Bibliografía:

Fassler, D. (año sin determinar). Talking to children about natural disasters [Archivo PDF].

Echeburúa, E. (1993). Trastornos de ansiedad en la infancia. Madrid: Pirámide.

Méndez, F. X., Inglés, C. J., Hidalgo, M. D., García-Fernández, J. M. y Quiles, M. J. (2003). Los miedos en la infancia y la adolescencia: un estudio descriptivo. Revista Electrónica de Motivación y Emoción, 6(13), 150-163.

Save the Children (25 de febrero de 2022). Ucrania: 5 formas de hablar con los niños sobre el conflicto.

Schonfeld, D. (24 de marzo de 2022). How to talk with your child about the war in Ukraine. HealthyChildren.org from the American Academy of Pediatrics (AAP), Maryland (USA).

Schonfeld, D. (24 de marzo de 2022). How to talk with kids about tragedies and other traumatic news events. HealthyChildren.org from the American Academy of Pediatrics (AAP), Maryland (USA).

Unicef (10 de marzo de 2022). Tres claves educativas sobre la violencia en los miedos y la infancia.

Unicef (1 de marzo de 2022). Cómo hablar a los niños y niñas sobre desastres, emergencias y catástrofes.

Unicef (7 de enero de 2020). How to talk to your children about natural disasters.

Valiente, R. M., Sandín, B. y Chorot, P. (2010). Miedos en la infancia y la adolescencia. Madrid: UNED.